Algunos Disruptores Endocrinos catalogados como Obesógenos, tienen el Poder de Engordarte. Conócelos para Evítarlos
Hoy mueren más personas en el mundo como consecuencia del sobrepeso y la obesidad, que por hambre. ¿Sorprendente verdad?…
Pues la verdad es que no tanto, si pensamos que, en 2016 ya sufría sobrepeso el 40% de la población mundial, o que en los últimos 20 años hemos pasado de 30 a más de 420 millones de diabéticos en el mundo.
Y no digamos si miramos los estudios que sitúan al sobrepeso, como causa de cáncer en un 20% de los casos en mujeres y un 14% en hombres, o su estrecha relación con las enfermedades cardiovasculares, principal causa de muerte en el mundo.
Seguramente hasta aquí, y a pesar de lo, llamémosle “llamativo”, de las cifras, no te estaré contando nada que no sepas o hayas oído antes, pero si te hablo de obesógenos o “calorías de laboratorio”, igual la cosa ya empieza a sonarte diferente.
Verás, numerosos estudios confirman que el aumento de las calorías que ingerimos en nuestra alimentación, sumado a la disminución generalizada del ejercicio físico, no justifican por sí solos la epidemia de obesidad que estamos sufriendo.
Si recordáis mi post sobre los disruptores endocrinos (ya conocéis mi debilidad por ellos), os contaba que vienen a ser una especie de hackers del sistema hormonal, que provocan en las células comportamientos muy diferentes de los que deberían tener.
Pues bien, algunos han sido rebautizados por los científicos con el nombre de obesógenos… ¿por qué?… Pues por sus variados entretenimientos:
- Influir en la acumulación de grasa corporal.
- Aumentar la sensación de hambre.
- Modificar los mecanismos implicados en la resistencia a la insulina.
- Alterar nuestra tiroides (En laboratorio se ha visto que alteran los niveles de hormona tiroidea en las madres y crías, quienes, al crecer, además desarrollan obesidad, resistencia a la insulina, y enfermedades cardiacas).
No tienen desperdicio… y como suele pasar con los disruptores, no hace falta ir a buscarlos a lugares extraños o peligrosos…
Basta con mirar tan cerca como en el recubrimiento de nuestras sartenes y latas, en algunos alimentos, o en determinados productos de cuidado personal.
Luego te cuento más en detalle, ahora sepamos algo más sobre ellos…
Historia de los Obesógenos
Las primeras luces de alarma las dio en el año 2002 la toxicóloga escocesa Paula Baille-Hamilton, a la que le llamó la atención su enorme dificultad para recuperar su peso normal tras su maternidad.
Simultáneamente, pero sin conexión, otros investigadores en diferentes partes del mundo estudiaban las aparentemente inexplicables mutaciones físicas, que estaban sufriendo algunos animales, tanto de laboratorio, como en libertad.
Sin saberlo, todos estudiaban lo mismo; las reacciones que determinados tóxicos estaban provocando en diferentes especies.
En octubre de 2015, en la ciudad sueca de Uppsala, un grupo de 16 expertos internacionales, con el Dr. Ángel Nadal (catedrático de Fisiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche e investigador de reconocido prestigio internacional) entre ellos, celebraron un ciclo de conferencias y reuniones en torno a este asunto.
Tras ellas, emitieron una declaración conocida como «Consenso de Uppsala sobre contaminantes ambientales y la epidemia global de obesidad», en la que manifestaron su honda preocupación sobre el impacto de los contaminantes ambientales en relación con la obesidad en la población mundial.
Consideraban acreditada, tras sus estudios en animales y humanos, la relación entre la obesidad y diversos compuestos químicos disruptores del metabolismo, clasificados y certificados por la ciencia como disruptores endocrinos, como el bisfenol A, DDT, ftalatos, PFOA, dioxinas y TBT, entre otros.
Esta declaración, sería publicada posteriormente en la revista “Environmental Health Perspectives”, una de las más prestigiosas de salud y medioambiente.
Utilizarlos menos no es la solución
Uno de los grandes problemas demostrados, reside en que los disruptores endocrinos en general, y los obesógenos en particular, no responden necesariamente al principio de mayor dosis – mayor toxicidad.
El daño puede producirse con el simple contacto con la sustancia, y éste no será necesariamente mayor si se tiene más contacto con la sustancia. Incluso se han dado casos en diversos estudios en los que menores dosis provocaban daños mayores.
¿Se puede decir más claro?…
Pues no parece… La pena es que las leyes siempre van por detrás de la realidad, a pesar de que la comunidad científica realmente independiente lleve años gritando sobre este problema de salud.
Precisamente por esto, la Unión Europea en un inexplicable momento de lucidez, definió el “principio de precaución”.
Lo que sabiamente viene a decir este principio es que, si los efectos que vemos que una sustancia produce en laboratorio no nos gustan, debemos ser prudentes y prohibir su uso hasta que se demuestre sin ningún género de dudas, no ya que no es perjudicial, sino que es verdaderamente inofensiva.
Dicho, está muy bien dicho y mejor pensado, la cosa es que, a la hora de aplicarlo, y salvo contadísimas excepciones, se hace al revés, es decir, todo se admite mientras no se acredite sin género de dudas que es perjudicial…
Y así nos va…
Te recomiendo el documental ganador del Festival internacional de Nueva York (Best Health/Medical Information documentary) de 2013, ”Programados para ser Gordos”…
Alucinarás con las reacciones de los animales ante estas sustancias. Y la pregunta no puede ser otra:
¿Qué motivo científico hay para pensar que a nosotros esto no nos pasa?… Pues a día de hoy, ninguno.
Soy consciente de que la cosa pinta regular… Pero hay que animarse, la mejor manera de afrontar los peligros, es conociéndolos. 😉
Cuáles son y Cómo Evitar los Obesógenos
Hemos creado nuestro Hall Of Fame particular, en el que tenemos a nuestros 3 campeones, pero acompañados de otros inquilinos, de los que hablaremos después, con méritos más que suficientes.
1. Bisfenol A, más conocido por BPA
A este chavalote La Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) lo incluyó en 2017 en la lista de “sustancias altamente preocupantes” (el nombre de la lista ya da miedo).
El motivo por el que este compuesto químico ampliamente utilizado en la producción de plásticos, es “altamente preocupante” es por considerarse carcinogénico, mutagénico, y tóxico para la reproducción.
Ahí queda eso…
El grupo de investigación del Dr. Nicolás Olea, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, director del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada y reconocido experto a nivel mundial en el estudio del de los disruptores endocrinos, estudió los envases alimentarios como las latas de conserva o de refresco.
Los resultados no dejaron mucho espacio para las dudas. En la mayoría de las latas analizadas se halló al gran bisfenol A, obesógeno al que estos estudios asocian a una clara actividad hormonal estrogénica.
Y en otro estudio del reconocido investigador el Dr. Ángel Nadal, de la Unidad de Fisiología Celular y Nutrición de la Universidad Miguel Hernández de Elche, nos muestra cómo todas las ratas expuestas a bisfenol A, desarrollaron diabetes gestacional, y las crías desarrollaron la enfermedad a los 6 meses.
Pues, así las cosas, tras años de estudios contrastados en todo el mundo y estar todos “altamente preocupados” con el BPA, lo que hacemos es …
… N A D A
En Europa solo se prohíbe su uso para envases y latas de alimentos para menores de 3 años.
Para los que tenemos más de 3 años, debe ser que no hay peligro 😳…
Es de justicia aclarar que en Francia se ha prohibido su uso por completo.
Así que mientras quien tiene que hacerlo, se pone las pilas, toma tú las riendas para cuidar tu salud… Yo te cuento dónde está y cómo evitarlo:
Pero antes un mensaje de tranquilidad: ¡hazlo sin estrés, por favor! 😊
Llevamos años conviviendo con este tóxico y con muchos más. No va a pasar nada más, por hacer esta transición poco a poco.
Dicho esto, al señor BPA puedes encontrarlo en tus tupper, utensilios de cocina, y platos y vasos de plástico; en las botellas de plástico de todo tipo de bebidas y en los vasitos de plástico que hay en las máquinas de café, fuentes de agua o los que te dan en las cafeterías cuando te vas a llevar el café, además de en las latas de conservas y bebidas.
Cómo evitar el BPA
- Empieza por reemplazar poco a poco los utensilios de cocina y envases por otros de madera o cristal, y mientras vas haciendo esta transición, evita calentar los de plástico en el micro o guardar comida caliente en ellos.
- Procura no comprar agua, refrescos ni otras bebidas embotelladas en plástico, vuelve al cristal.
- Eso sí, los vasos de plástico de máquinas de café o los que te dan en cafeterías para llevar, ni en pintura (aquí sumamos el plástico con el calor). Lleva el tuyo de cristal o metal.
- Intenta comprar todos tus refrescos y conservas en general en envases de cristal en lugar de latas, pues su recubrimiento interior contiene BPA.
- Y si tienes peques, utiliza biberones de vidrio. Aunque han eliminado el bisfenol A de los de plástico, lo han cambiado por sustancias similares, como el Bisfenol S, que están en el punto de mira de la comunidad científica.
Y recuerda lo más importante… todo sin agobios, solo sé consciente cuando hagas tus compras y ve “jubilando” a tus viejos utensilios de cocina poco a poco.
2. Perfluorados (PFOA – PFOS)
Los segundos de la lista; no porque sean mejores que el BPA, sino porque algún orden había que seguir…
En 2016, el Comité de Examen de Contaminantes Orgánicos Persistentes del Convenio de Estocolmo, acordó que las pruebas que tenían eran suficientes como para a pensar que el ácido perfluorooctanoico, PFOA para entendernos, podría causar efectos adversos significativos para la salud humana y el medioambiente.
¿Ves como no es mejor que el otro?
Dinamarca ha prohibido su uso para todos los envases de papel, cartón o plástico que puedan estar en contacto con alimentos.
Su ministro de alimentación, Mogens Jensen a través de un comunicado de prensa afirmó que “no quería aceptar el riesgo de que las sustancias fluoradas nocivas pasaran de los envases, a los alimentos de los daneses“.
Por su parte, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), en su informe sobre los Perfluorados tampoco se queda corta…
Detalla cómo incrementan los casos de cáncer, sus efectos nocivos sobre nuestro sistema inmune, y su influencia en el bajo peso de los bebés al nacer, en el incremento de problemas tiroideos o en el aumento del colesterol generalizados de la población.
Se pone interesante, ¿verdad?… pues verás cuando te cuente dónde encontrarlo, pero no te preocupes, también te cuento cómo evitarlo:
Puedes encontrarlo en sartenes y cazuelas antiadherentes. Sí has leído bien, forma parte del recubrimiento antiadherente de sartenes y cazuelas.
También lo encuentras en algunas pinturas para la casa, en algunos esmaltes de uñas, hilo dental, cremas y maquillajes, y en tejidos resistentes al agua y manchas.
Y también en el papel que se utiliza para envolver alimentos; ese que tiene un tacto como graso en el que envuelven bollería, carnes y embutidos.
Ah!!!, y en los cartones de las cajas de pizzas, hamburguesas y sus patatas fritas, sándwiches o fritos a domicilio, y comida para llevar en general.
Como ves estamos un poco rodeados, pero la ventaja de saberlo es que pueden evitarse, y aquí estoy para contarte cómo…
Cómo evitar los perfluorados
- Busca sartenes que indiquen no PFOA, no PFOS. Hay opciones limpias como hierro fundido, acero inoxidable, titanio o algunos tipos de sartenes cerámicas.
- Si pintas tu casa, escoge pinturas ecológicas y naturales. Ya es sencillo encontrarlas, y su precio no es muy superior al de las “normales”.
- Evita en lo posible la ropa, alfombras o textiles resistente al agua y a las manchas.
- Poco a poco, según se te vayan terminando los que tienes, ve cambiando tus productos de higiene y cosmética por naturales y ecológicos.
- Y trata de consumir alimentos frescos y limita los preparados o precocinados, así evitarás sus envases con tóxicos, además de comer muchísimo más sanito.
3. Ftalatos
Los ftalatos perjudican el equilibrio hormonal de adultos y niños, causan infertilidad, asma y se ha comprobado su efecto adipogénico (generación de tejido graso) en ratones prenatales.
Además de ayudarnos a subir de peso, está demostrado que los ftalatos afectan a la testosterona durante los momentos de desarrollo de órganos que son dependientes de ésta. Por lo que afecta al sistema reproductivo, a la correcta formación del cerebro, así como a la inteligencia y comportamiento.
Y lo peor es que las publicaciones científicas, sitúan a España en las primeras posiciones de Bisfenol y Ftalatos en cuanto exposición infantil.
Distintas personalidades como el pintor Miquel Barceló, o la presentadora Silvia Abril, se prestaron voluntarios para demostrar como el plástico de alimentos, cosmética o bebidas entra y permanece en nuestro cuerpo.
El estudio realizado por el Grupo de Investigación en Epidemiología Clínica y Molecular del Cáncer del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), demuestra como todos los participantes, sin excepción, contenían en su organismo, por lo menos 20 sustancias relacionadas con la composición de los plásticos, entre ellos 15 metabolitos de ftalatos.
Como pasaba con los dos anteriores, estos también son abundantes y fáciles de encontrar en juguetes, repelentes, en botellas y minidosis de plástico, retardantes de llama de la ropa de poliéster, lubricantes o cosmética.
Se usan en productos como limpiadores, ambientadores o jabón para la lavadora, donde leas “fragancia” o “perfume”.
También se utilizan en productos de higiene personal: como en perfumes, pintalabios o geles de ducha.
Y en alimentos, pueden estar presentes tanto en productos lácteos y sus derivados más grasos, como cremas y quesos, y en carnes, pescados grasos, como en sus envases.
En el PVC de suelos, tuberías, y pinturas para el hogar, también encontraremos ftalatos.
En realidad, a día de hoy, las dos únicas restricciones en España para los Ftalatos son los chupetes, mordedores o tetinas.
Cómo minimizar nuestra exposición a los ftalatos
- Los encontramos en cosmética, por lo que escoge cosmética natural o ecológica.
- Si utilizas perfume que no sea ecológico, no lo pongas sobre tu piel. Es tan fácil como ponerlo en tu ropa, minimizarás tu exposición.
- Limita el consumo semanal de pescado graso y escoge las especies de menor tamaño.
- Si consumes productos lácteos y sus derivados más grasos, como yogures, cremas y quesos, asegúrate de que siempre sean ecológicos. Es fundamental ya que todos los tóxicos, antibióticos, etc se encuentran en la grasa de la leche.
- Consume agua filtrada en lugar de envasada.
- Rechaza los plásticos de un solo uso como cápsulas de café, vasos y cubiertos, pajitas o bolsas. Cada vez es más fácil encontrar cápsulas de café compostables libres de plásticos. Además de cuidar tu salud, conseguirás ser más sostenible. 😊
- Utiliza ropa y zapatos naturales, evita el poliéster y otro tipo de plásticos en contacto con tu piel.
4. Aquí no acaba la historia….
Hasta hoy, la comunidad científica ha identificado más de veinte obesógenos, que han demostrado su actividad tanto en modelos in vitro, como experimentales.
Así que no puedo ni debo (aunque el post resulte “larguito”), evitar hablarte con mayor o menor detalle, de algunos otros “ilustres” compuestos que encontramos a diario, de los que te iré hablando en el futuro, y que son fácilmente evitables:
Los Pesticidas
Para empezar con buen pie, tengo que mencionártelos, pues están involucrados en el incremento de la infertilidad en animales y humanos, y se les asocia, además, según algunos estudios en niños, con un descenso de hasta 3,8 puntos en el coeficiente intelectual y con un menor dominio de la comprensión verbal.
Como parte de la familia de los componentes orgánicos persistentes (COPs), se acumulan en los tejidos grasos de los organismos (incluido el humano), siendo algunos de los más comunes los pesticidas organoclorados y los residuos industriales como los PCB y las dioxinas.
Los animales los acumulan en su cuerpo, por lo que la carne de mamífero y los productos lácteos enteros son de los productos más contaminados.
También los encontramos en el agua del grifo, en la ropa y los productos de jardinería.
Y… ¿Cómo evitarlos?
- Reduce el consumo de carnes y productos lácteos, y en lo posible, escógelos siempre ecológicos.
- Opta por alimentos de producción local, de cercanía, y de temporada, Consume vegetales y frutas ecológicas, y en el caso de que no sea posible, pela o lava intensamente todo antes de consumirlo.
- Limita el consumo de alimentos ahumados.
- Filtra el agua que bebes.
- Y para tus plantas, utiliza también productos naturales o ecológicos.
Parabenos
Se trata de sustancias derivadas del petróleo que encontraremos como conservantes de cremas y productos de aseo.
Según los estudios de la Universidad de Granada y el Dr. Olea, hoy en día encontramos benzofenonas y parabenos, disruptores endocrinos cuyo efecto hormonal está bien documentado, en los niños menores de 4 años y las placentas de las madres.
¿Cómo han llegado allí?…
Como te decía, los podemos encontrar como conservantes de nuestras cremas y productos de aseo, y tampoco es difícil sorprenderlos en nuestra ropa.
Lo cierto es que algo debe estar pasando cuando encontramos en las tiendas tantos productos “sin parabenos”.
Pero …
¡Mucho cuidado!, porque la legislación permite que bajo la denominación “perfume”, que los fabricantes puedan incluirlos sin que aparezca en el listado de ingredientes, amparados bajo sus derechos de propiedad industrial o al secreto comercial. 😳
Escoger productos ecológicos te asegurará que no te los llevas a casa.
Sobre con la ropa de los más pequeños y la tuya que está en contacto directo con la piel**, intenta escoger productos naturales como algodón, lana, etc… y si pueden ser ecológicos, muchísimo mejor.
** Post relacionado: Lo que nadie te cuenta de… “Double Serum de Clarins”
Benzofenonas, canfenos y oxicinamatos
Presentes en cremas y filtros solares. Elige cremas con filtros ultravioleta que emplean dióxido de titanio y óxido de zinc, conocidos como filtros inorgánicos o físicos (no químicos), y que no estén formuladas con nanopartículas.
En nuestra tienda encontrarás filtros solares limpitos de tóxicos.
Genisteína
Es una isoflavona que se encuentra de forma abundante en la soja. Los científicos han comprobado que, en dosis no altas, resulta obesogénica en ratones y que altera la distribución de la grasa corporal en mujeres postmenopáusicas.
Nicotina
Todos sabemos dónde más abunda…
Fructosa añadida
La fructosa añadida a los alimentos procesados y bebidas con endulzantes de fructosa, por muy “saludables” que nos los quieran vender, es mejor evitarla.
Glutamato sódico
Utilizado como endulzante y conservante, se ha revelado en numerosos estudios como multiplicador, que llega a triplicar la cantidad de insulina que genera el páncreas, causando problemas de Diabetes tipo II y obesidad.
Y la lista sigue, y seguiré dándote toda la información veraz e imparcial que se vaya produciendo, pero no podemos hacer este post eterno, así que…
A modo de resumen…
Aunque de entrada puede parecer imposible, no lo creas, en realidad es mucho más sencillo de lo que parece cuidar tu salud y la de los tuyos.
Recuerda además que no se trata de hacerlo perfecto, sino de empezar a hacerlo…
Poco a poco, cuando tengas que comprar un nuevo producto, escoge uno natural. Estarás adoptando pequeños cambios, que lograrán en unos meses un cambio fabuloso de 180º, en tu salud y la de tu familia. 😊
Volver a comprar con consciencia, sin tantos precocinados y plásticos en la cocina o nuestra ropa, es la clave para que nuestra salud vuelva a ser maravillosa.
Y además de protegernos, cada vez que escogemos un producto saludable, estamos emitiendo un voto por el tipo de productos que queremos en nuestra vida. Con lo que además conseguiremos que la industria vaya rectificando según nuestra demanda. Recordemos que su dirección la marca el dinero, y si el mercado demanda productos sanos, no tendrán más remedio que hacerlos, si no quieren desaparecer, recordemos lo ocurrido con aceite de palma y muchos otros productos.
Una salud y un mundo mejor es posible, y está en nuestra mano conseguirlo.
¿Qué te ha parecido? ¿Quieres potenciar tu salud y la de tu familia evitando los Obesógenos?
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Fuentes:
- Libro “Libérate de Tóxicos”, del Dr. Olea (de imprescindible lectura).
- Vive más y mejor, del Dr. Miquel Porta.
- Estudio conjunto del servicio de Epidemiología y Salud Pública de España (CEIBERESP), de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición de España (CIBEROBN), del Instituto de Investigación Biosanitaria y el Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Granada. Descargable aquí.
- Sicker, Fatter, Poorer: The Urgent Threat of Hormone-
- Disrupting Chemicals to Our Health and Future, Dr. Leonardo Trasande
- Investigación del año 2002, de la Dra. Paula Baille-Hamilton, especialista en toxicología y metabolismo humano y profesora de la Universidad de Stirling (Escocia).
2 comentarios
Muchas gracias por este post tan completo e interesante. Me ha encantado también la calma con la que propones hacer el cambio, de manera progresiva, sostenible y sin estrés. Gracias, me ha encantado
Muchas gracias Maite por tus palabras. Me hace muy feliz poder aportar información y salud, pero que lo podamos hacer con calma y tranquilidad. Gracias Maite!